Pruebas (?

Hola chicas!(:


Sí, aquí estoy yo, otra vez contradiciéndome ^^' Pero si no hiciera estas locas y desesperadas apariciones me echaríais de menos (?) jajaja -no, no lo creo- bueno a lo que iba, me ha dado un arrebate de inspiración y sé qué ningún día será mejor que hoy para escribir, no os contaré el porqué ni nada porqué sería enrollarme mucho más de lo que ya lo hago y al final me vuelvo pesadísima.


A si que bueno, vengo a anunciar a lo que vengo: Necesito que me hagáis un favor. ¿Podríais darme una opinión sobre los textos? ¿Qué, qué textos? Los que encontrarás si sigues leyendo esta entrada. Te agradecería muchísimo que me dieras una opinión sincera, depende de lo que penséis puede surgir una posible historia o no.


Quizás estas escenas no tiene mucho sentido y tal, ni si quiera hay una trama entendible ni unos personajes bien definidos y eso, pero si os llama la atención o.. no sé, si os gusta decírmelo porque gracias a estas dos escenas tengo muchas otras en mente, y no no voy a editar estas, la voy a dejar tal y como las imagino en mi mente. Sin más que decir, os dejo con las.. cosas(?)




#
Escena Uno♥

Mi cuerpo era ceniza, era el resto de lo que una vez había estado en llamas. Lo que alguna vez había sido puro fuego. Lo que alguna vez pensé que ni un mar entero podría apagar. Pero me equivoqué, y ahora solo me quedaban cenizas; resquicios, resquicios de algo que fui, de algo que viví. Retiré los mechones rebeldes de pelo detrás de mis orejas y me miré fijamente en el espejo, no debí hacerlo. ¿Quién era aquella chica? Acaricié con mi pulgar mi labio inferior y me observé con determinación. ¿Era mejor ahora, o era mejor antes? ¿Era peor ahora, o era peor antes? Los rayos de Sol que entraron por la ventana atravesaron mis ojos, iluminándolos a ellos y a una parte de mi rostro claro. Acaricié cada detalle de mi faz, intentando que mis dedos memorizaran el tacto de mi piel.

Vuelta empezar.

Era una pesadilla constante, quizás era cierto, quizás el cielo no existía. O no había cielo para mí. Quizás aquello era el infierno, mi propio infierno. Sentí ganas de llorar, pero en aquella nueva vida no tenía motivos por el cual hacerlo, y mis nuevos ojos -verdes- no derramaron ni una lágrima. Me senté en el filo de la cama, sin apartar la mirada del espejo. ¿Cuántas veces había encontrado y perdido el sentido de mi vida? ¿Cuántas veces me había documentado? ¿Cuántas veces había amado, odiado, llorado, reído, sufrido, saltado, cantado..? ¿Cuántas veces había vivido? Y lo más importante: ¿Cuántas veces más volvería a hacerlo? 

Sentí un impulso irracional, unas ganas suicidas impresionarme de quitarme la vida. Quise morirme. Podía ir al cuarto de baño en aquél momento, coger una cuchilla y rajarme las venas. Pero, ¿de qué serviría? Dentro de un par de horas volvería a abrir los ojos, ocupando el cuerpo de otra chica de más o menos mi edad, y entonces tendría que aprenderme su nombre, su historia, ser parte de su familia, de sus amigos, volverme a enamorar de su pareja, y.. quién sabe cuantas cosas más. Ah, es verdad, yo lo sé. ¿Quién me iba a decir a mí que morir podía permitirme vivir tanto?

Irónica y jodida realidad.



#
Escena Dos♥


Solté el bolso sobre el sillón, al mismo tiempo que cerraba la puerta a mis espaldas. Busqué con la mirada- ¿Hola? ¿Hay alguien en casa? -pregunté alzando un poco más la voz para que se me escuchara en el piso de arriba, también. Nadie contestó y al ver la sala vacía imaginé que no había nadie. Suspiré y abrí el bolso, zambullí la mano dentro de este y busqué a tientas el móvil, cuando lo encontré marqué rápidamente las teclas y  me lo llevé a la oreja. Esperé los toques. Pero mamá no contestó. Marqué otro número, esta vez el de mi hermana y volví a llevarme el móvil a la oreja, un poco nerviosa e inquieta. Ella tampoco contestó, me quejé y lancé el móvil dentro del bolso.


Me dejé caer sobre el sofá y me llevé las manos a la cara, había un cierto mal estar dentro de mí, proveniente de mi estómago. Tenía una extraña sensación, como de mareo, quizás era producto de aquella noche. Apenas había podido pegar ojo rebuscando entre los papeles como una ratoncita de Biblioteca. Estaba desesperada, no había encontrado nada y las cosas en casa no podían ir peor. ¡Yo tenía un malhumor que ni si quiera yo soportaba! Había perdido a mi única amiga aquí y mi madre y mi hermana parecían estúpidamente felices, y por supuesto, totalmente despreocupadas acerca del tema de mi padre. Yo estaba perdiendo la cabeza. Alex parecía ser el único que había logrado creerme y había logrado hacerme sentir que no estaba loca, o quizás no, quizás solo quería divertirse y pasar un rato conmigo, no me quejaba yo estaba realmente a gusto con él y me divertían sus locuras.


Estaba estresada y la impoténcia me carcomía a cada hora que pasaba. Mis ojos me picaron y el nudo que había en mi garganta me indicó que estaba apunto de llorar. No me equivoqué.
Me revolví en el sofá y me quedé allí llorando. Yo solo.. quería volver a casa. Quería ser la de antes. ¡Carajo! Quería ser normal. ¿Era eso mucho pedir? Me sequé las lágrimas y me incorporé en el sofá cuando escuché vibrar al móvil, le eché un vistazo a la pantalla para ver quien era.


"Alexander"


Su nombre apareció en la pantalla, grande, en negrita e intermitente. Sonreí inconscientemente y tomé el móvil entre mis manos, pulsé el botón correspondiente y lo acerqué a mi oído.


Sequé mis lágrimas de nuevo.- ¿Si? -pregunté con la voz levemente distorsionada, y a pesar de que ya sabía quien era.


-Ratoncita -se escuchó su voz cálida y después una suave risa que alegró mi corazón- ¿Qué pasa? -preguntó preocupado y yo me puse nerviosa de repente.


-¿Eh? ¿Qué va a pasar? Nada, todo está bien, todo está bien. -repetí intentando convencerme y mis dedos juguetearon con las puntas de mi pelo- ¿Por qué? -intenté sonar despreocupada.


Se rió- Nada, te he notado la voz un poco... extraña. No sabía si había estado llorando o no, acabo de darme cuenta de que mis sospechas son ciertas. No te pongas nerviosa, y espérame. -Dijo con amabilidad, yo no entendí la última parte y arrugué el ceño.


-¿Espérame? -repetí, pero el ya había colgado- ¿Hola? ¿Alex? Alex! -miré la pantalla, y volví a marcar su número una y otra vez. Resoplé al sexto intento fallido y entonces llamaron al timbre. Me levanté, dejando el móvil allí, entre medio de los cojines. Abrí despacio la puerta y mi corazón dio un vuelco cuando me lo encontré allí. Parado delante de la puerta de casa y con una hermosa sonrisa cálida que me robó la respiración, y sin decir nada más extendió sus brazos para recibirme y yo lo abracé cegada en lágrimas de la emoción. Lo aferré con fuerza y oculté mi cara en su pecho.




#

Decirme que os ha parecido!*-* Y acordaos de clicar en las "Reacciones" justo la barrita de arriba de los comentarios. Dejad una huellita depende de si os ha gustado mucho, si os ha gustado, o si no os ha gustado. 
Besos enormes, amores!


L'













2 comentarios:

  1. Hola!
    Para ser franca, me confundió un poco, pero me llamo mucho la atención!
    Y más que eso, me gusto muchísimo!
    Así que Laura yo creo que deberías de seguirla! Me gusto y quiero saber más, y comprenderla mejor!
    Además de que escribes increíble!
    Bueno un beso!
    Mi opinión: Increíble! Siguela!

    ResponderEliminar
  2. Hello!!!
    ESCRIBES DE MARAVILLA Y NO DUDES EN
    SEGUIR AMBAS,ME ENCANTARON,SON INCREÍBLES Y ESO QUE NO SON MUY LArGAS =( PERO ME GUSTARON ME ATRAPARON Y SE QUE TIENEN POTENCIAL AmBAS ARA SER GRANDES HISTORIAS..PORFIS SIGUELAS..
    sorry por no pasarme antes pero ahora ya estoy acá =)
    Un beso grandote y cuídate.
    Camy...

    ResponderEliminar

Recuerda que un Blog, se alimenta de tus comentarios!
No dejes que el mío, muera de hambre..
Besitos y gracias por pasar!♥